Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
A los trabajadores y las organizaciones sindicales, Al pueblo de México:
México está viviendo uno de sus momentos más difíciles: una escalada de violencia e inseguridad sin precedente; un clima generalizado de temor e incertidumbre en el conjunto de la sociedad; una preocupante polarización política que frena los acuerdos que requiere la Nación, y un peligroso incremento de la conflictividad sindical por la pretensión de imponer una reforma laboral contraria a los derechos de los trabajadores y por la incapacidad de la autoridad laboral para resolver los conflictos con base en el diálogo y la negociación. Todo ello en medio de un modelo económico incapaz de generar un crecimiento sólido, empleos justamente remunerados y de resolver las condiciones de desigualdad social y de pobreza en la que viven millones de mexicanos.
En este panorama adverso, se registra en ciertos sectores un ánimo de linchamiento mediático que busca responsabilizar a los trabajadores y a sus organizaciones por la pérdida de competitividad de nuestra economía, por la baja productividad y por los quebrantos de la planta productiva nacional; cuando precisamente somos los trabajadores quienes más hemos resentido las repercusiones de la política económica y las crisis recurrentes.
Este 1º de mayo el sindicalismo tiene la obligación de recordar que hace ya más de dos décadas México inició un proceso de “modernización económica” que postuló la apertura comercial, la competitividad y la flexibilización laboral y que ha tenido una traducción negativa para los trabajadores, como lo demuestran los siguientes datos:
- El 54% de los trabajadores ocupados en el país carece de seguridad social y algún tipo de prestación laboral;
- En los últimos diez años (2000-2010) se ha reducido en más de 5% la población ocupada que recibe prestaciones laborales;
- El salario mínimo en México se ubica por debajo de la línea de pobreza (oit, 2008) y está entre los más bajos de América Latina: 134 dólares, frente a 300 en Uruguay, 318 en Brasil, 372 en Chile y 475 en Argentina;
- Entre 1970 y 2000, el poder adquisitivo del salario registró una pérdida de 19.6%;
- En México, estima la ocde, el 15.2% de las personas de entre 15 y 19 años “no se encuentra en el sistema educativo ni en la fuerza de trabajo”, porcentaje más de tres veces superior al promedio de ese organismo (4.8%). Y ampliando el rango hasta los 25 años de edad, son casi 8 millones los jóvenes que “no estudian ni trabajan”.
Estos datos reflejan el fracaso de un modelo económico y de cómo las fuerzas políticas no han sido capaces de construir alternativas; pero expresan también el limitado poder de la sociedad y la debilidad del sindicalismo para defender sus derechos e incidir en la definición del rumbo económico, en el diseño de las políticas públicas y en el estricto cumplimiento de la legislación laboral.
Frente a todo esto, el SNTE hace un llamado a todas las organizaciones sindicales, independientemente de su origen ideológico, a construir las condiciones para recuperar la unidad, el protagonismo y la capacidad de propuesta del sindicalismo.
México requiere un nuevo régimen laboral que resuelva los grandes dilemas de trabajo y productividad, competitividad y equidad, pero la iniciativa que hoy se discute en la Cámara de Diputados acentúa el desequilibrio entre los factores productivos y perfila un México con menos derechos, al socavar el derecho a huelga, la estabilidad en el empleo, la contratación colectiva, la salud y la seguridad social y, en general, el derecho a un trabajo digno que promueve la OIT.
El nuevo acuerdo laboral debe ser el resultado de un amplio proceso de deliberación entre los actores de la producción. El SNTE reitera las propuestas que ha defendido en diferentes momentos:
i) Derogación del Apartado B del Artículo 123 Constitucional y respeto absoluto a la libertad y autonomía sindicales; ii) Fortalecimiento de la democracia, la pluralidad, la transparencia y la rendición de cuentas al seno de las organizaciones sindicales; iii) Defensa de los derechos fundamentales de los trabajadores: de huelga, a la estabilidad en el empleo, a la contratación colectiva y la relación laboral bilateral, a un salario digno, a la salud y la seguridad social; iv) Eliminación del registro de organizaciones, de la toma de nota y la calificación de las huelgas como atribuciones gubernamentales; v) Proscripción de los contratos de protección y sus prácticas de simulación; vi) Opciones de sindicalización para trabajadores migrantes, informales, domésticos, comisionistas, sexuales, y adultos mayores, entre otros; vii) Una política y legislación laboral con perspectiva de género; viii) Prohibición de la intervención partidista en organizaciones sindicales y a la afiliación corporativa de trabajadores en partidos políticos; y ix) Participación de las organizaciones sindicales en la formulación de las políticas públicas.
El SNTE hace un llamado a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y al Sindicato Mexicano de Electricistas a resolver el conflicto laboral con base en el diálogo y la construcción democrática de acuerdos. La escalada del conflicto que se vive en el sector eléctrico no se va a detener con el radicalismo de fracciones del sindicato ni con la descalificación y la criminalización de la lucha sindical por parte de la autoridad. No se les puede pedir a 16 mil trabajadores y sus familias que perdieron su fuente de ingresos y seguridad social, que renuncien a la legítima defensa de sus intereses. Es imperativo construir opciones que sea dignas para los trabajadores y viables para la nación.
En esta hora crítica que vive el país, todos los mexicanos reclamamos un sindicalismo fuerte, propositivo y responsable; volcado a la sociedad y comprometido con la Nación; un sindicalismo que sea un factor de esperanza y certidumbre para los trabajadores, para sus familias y para la sociedad. Este es el sindicalismo que el SNTE convoca a construir.
Fraternalmente
Por la Educación al Servicio del Pueblo
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